Verlo ser papá es emocionante. Verlo jugar, escucharlo cantar. Verlo peinar y cocinar. Sentirlo al acostarlos, y paciente al explicar.
También verlo cuando está molesto, enojado y frustrado.
Preocupado en una fiebre y orando sin cesar.
¡Qué emocionante es verlo crecer!
Amor, no esperaba menos con el legado de mis abuelo; con el ejemplo de mi papá.
Hombres presentes, valientes, cantando con alegría, consintiendo con cariño, criando y amando.
Se me hincha en el pecho cuando escucho «¡Te amo, Pa!»
«…me doy cuenta que estoy profundamente cautivada por ser testigo del padre que se ha convertido para ella. Porque el ser padre no es solo cuidarla a ella sino cuidarme a mí. Es amarme en nuestra eternidad y abrigarme en sus brazos. Es enseñarle que sí es posible amar y ser amada en un mundo sin esperanza. Demostrarle que amar es una decisión y que duele de vez en cuando, que tiene diferentes etapas y se transforma con el tiempo. Y que amar tiene mucho más que ver con los demás que con nosotros mismos.» (Extracto de la carta Para el papá de Noa, publicado en setiembre 2018 para @Kundala)
Gracias por ser papá, gracias por paternar.
Con amor, Raque.